Todas las plantas y en especial las de jardín están expuestas al ataque de multitud de insectos y otros animales como los ácaros, crustáceos terrestres (cochinillas de la humedad) y algún miriápodo (ciempiés). Los insecticidas son unos aliados poderosos para todo amante de las plantas, para combatir las plagas, pero hay que saberlos utilizar correctamente, pues de lo contrario, pueden causar más daños que beneficios. Para asegurarnos de que se emplea correctamente, se debe seguir al pie de la letra las indicaciones del fabricante del producto utilizado. Los productos fitosanitarios suelen contener sustancias venenosas, por lo que es conveniente alejarlos de niños y animales domésticos. Es recomendable también protegerse con guantes, sombrero y una pequeña mascarilla durante la aplicación y lavarse bien las manos posteriormente para eliminar posibles restos.
Aplicación de insecticidas en plantas de interior
La mayoría de las plantas que adornan el interior de nuestros hogares son especies provenientes de lejanos países y la gran mayoría delicadas. Lo primero que debemos hacer antes de usar cualquier producto, es asegurarse de que la causa de su mal, es algún tipo de parásito, pues no todas las manchas o puntitos son producidos por estos animales, sino que puede ser una deficiente forma en su cultivo, bien por exceso o defecto de sol, una excesiva o falta de humedad y un probable exceso de abono.
Después de estar seguros de que está enferma por alguna plaga, tendremos que averiguar qué enfermedad padece. Las señales más evidentes, son: telarañas, amontonamientos algodonosos, costritas o mordeduras redondeadas, que son con seguridad producidas por alguna araña roja, pulgón, cochinilla o larvas de insectos.
Cuando localicemos el agente causante, tendremos que elegir el insecticida adecuado y proceder a su aplicación.
Si usamos pulverizaciones manuales, sólo tendremos que asegurarnos de que la planta queda rociada por todas partes, incluso en la cara inferior de las hojas.
Si usamos un insecticida en spray, tendremos que rociarla a no menos de 20 centímetros para no quemar la planta, y no más de 40 centímetros para no perder la mitad del producto.
Aplicación de insecticidas en plantas de exterior
Se aplican los mismos consejos que para las de interior, pero aquí hay que tener en cuenta los factores climatológicos. Tendremos que asegurarnos de que no va a llover después de haber realizado un tratamiento, porque sus efectos desaparecerían rápidamente. Tampoco podrá haber viento, pues el insecticida podría acabar en otras plantas distintas a las que queremos fumigar.
Los tratamientos en plantas de exterior duran menos que en las de interior y además hay más posibilidades de volverse a infectar. Por ello se recomienda que aunque desaparezca la enfermedad, se repitan periódicamente aplicaciones del producto.